Seguramente hayas oído hablar algo sobre el mindfulness o también conocido como “atención plena” y puede que te hayas hecho las mismas preguntas. ¿Qué es?, ¿Para qué sirve?, ¿Cómo se hace?, ¿Puedo hacerlo yo?
En este artículo contestaremos a todas estas dudas para que descubras todas las bondades a coste 0 de esta meditación de moda. Con él serás más productiv@, sufrirás menos estrés y prestarás atención real a la gente con la que te relacionas.
Lo primero de todo es responder a la pregunta ¿qué es?. Bien, pues es una técnica de meditación mediante la cual trataremos de “crear vacio” en nuestra cabeza el máximo tiempo posible. Esto solo se consigue con la práctica diaria.
La postura correcta es sentado en una silla, piernas no cruzadas sino paralelas una a la otra, apoyar la espalda recta sobre el respaldo y posar las manos sobre las piernas. Cerraremos los ojos para que nada visual nos distraiga y procuraremos estar en un entorno con no mucho ruido (para los más avanzados esto no influye mucho).
Una buena forma de comenzar a practicar esto es contando respiraciones, inspiramos… 1, espiramos… 2, inspiramos… 3, espiramos… 4. Así sucesivamente hasta que nos suene una alarma, que para los más principiantes será de entre 5 y 7 minutos.
En las primeras sesiones cuesta mucho entender qué es eso del “vacio” que os comentamos, pues es una sensación en la cual los pensamientos, recuerdos y sensaciones del pasado y del futuro desaparecen. En la que nada del entorno afecta a nuestro estado de presencia absoluto y que estamos concentrados en el “ser” y no en el “hacer”.
Los beneficios del mindfulness son infinitos para nuestra salud mental y por tanto física, porque todo lo que cultivamos dentro de nuestro cuerpo se ve reflejado en el exterior.