La linaza es una planta procedente de la familia de las lináceas de cuya semilla se extrae harina y aceite. Es una planta de la que se aprovecha todo, ¡incluso su tallo! Se emplea para la confección de tejidos.
Entre otros, esta semilla de lino contiene glúcidos, lípidos, proteínas, sales minerales y esteroides.
Con todos estos componentes nutricionales, las propiedades y beneficios para la salud son enormes:
- Tiene un efecto laxante debido a su composición en sustancias mucilaginosas y fibra alimentaria.
- Es un emoliente dermatológico: gracias a su capacidad en la retención de agua, los mucílagos del lino pueden hidratar la piel y las mucosas.
- Es hipolipemiante: esta característica se debe a una disminución de la absorción intestinal controlada por los mucílagos y el efecto de los ácidos grasos insaturados.
- Es hipoglucemiante: los mucílagos pueden reducir la absorción intestinal de glúcidos al hincharse en el intestino, formando un gel viscoso.
Debido a estas propiedades, el aceite de linaza resulta ser muy beneficioso en la reducción del colesterol elevado, siempre y cuando se acompañe de una dieta sana y equilibrada, ya que no es efectivo por sí solo.
Su consumo ayuda a disminuir también el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, como un infarto o hipertensión arterial.
Otro de sus efectos es que ayuda a calmar el revestimiento interior de los intestinos inflamados, ayudando en el tratamiento de la enfermedad de Crohn y la colitis.
Además de todos estos beneficios mencionados, también sirve para: reducir el riesgo de cáncer, ayudar al crecimiento de un pelo sano y de las uñas, lograr una piel sana, reducir los síntomas de la menopausia y quemar grasa corporal. Así como para tratar la gastritis, la acidez gástrica y la inflamación intestinal.
En general, el aceite de semilla de linaza se puede emplear en el tratamiento de enfermedades en las que se produzcan inflamaciones, como la artritis reumatoide o el lupus, e incluso para hacer frente a algunos de los síntomas producidos por el síndrome premenstrual.
Junto con sus diversas propiedades medicinales también hay que incidir en sus beneficios para el cerebro, gracias a sus nutrientes que producen más neurotransmisores, proporcionando una dosis de energía para él.
También es muy útil para aliviar el estreñimiento, contra la gastronteritis y la diarrea, para tratar enfermedades reumáticas y patologías prostáticas.
Por último, en el ámbito de la cosmética, la aplicación de este aceite sobre la piel alivia los eccemas o problemas de piel seca y previene la aparición de arrugas. Actúa como hidratante y ayuda en la cicatrización de las quemaduras.
¡OJO! Su consumo puede estar contraindicado en casos de hipersensibilidad al lino, disfagia o padecer tiroides. Además deben tener especial cuidado las personas que sufren alguna alergia a las plantas y, sobre todo, no administrarlo si se están tomando medicamentos sin la aprobación del médico o farmacéutico. Tampoco se debe ingerir aceite de linaza industrial que contiene principios tóxicos.