Suave, aromático, sugestivo… el té blanco, prácticamente desconocido hasta ahora, es lo último y más novedoso en el mundo del té.
El té blanco es el benjamín de la familia de la Camelia Sinensis, responsable también de todas las otras variedades de té que existen. Aunque es uno de los grandes desconocidos, día a día va ganando más adeptos gracias a que es una de las variedades más exquisita y rica en nutrientes que existe.
Esto se debe a que el té blanco se obtiene solo de los brotes y hojas más tiernas, una vez recolectado apenas se manipula ya que las hojas se secan al aire y al sol manteniéndose intactas todas sus propiedades.
El té blanco gracias a su sencillo proceso de elaboración contiene un alto porcentaje de polifenoles, tres veces más que el té verde, un potente antioxidante cuya función principal es aumentar las defensas del organismo, estos antioxidantes también benefician la salud cardiovascular ya que favorece la reducción del colesterol LDL así se evita que las grasas circulantes se acumulen en las paredes internas de las arterias, favorece asimismo la reducción de la tensión arterial.
Otra de las grandes ventajas es el efecto quema grasas ya que favorece la quema de calorías y lípidos de manera más ágil, depura el cuerpo y aumenta la diuresis, además de ser un fantástico digestivo. En muchos casos también se utiliza en tratamientos de belleza y lociones corporales debido a su poder protector de las células. En el mundo de los tés, es el que menos concentración de cafeína contiene.
El té blanco, exquisito, saludable y puro. Reporta beneficios para la salud y es ideal tomarlo a cualquier hora del día, ¿Qué más podemos pedir?