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Té matcha, 10 veces más antioxidante que un té verde común

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Aunque el té molido tiene su origen en la China de la dinastía Song, han sido los monjes Zen del Japón, hace más de 900 años quienes popularizaron esta variedad de té. Durante sus largas jornadas de de meditación bebían matcha para permanecer alerta y tranquilos favoreciendo la concentración y la claridad de la mente.

La preparación del matcha comienza varias semanas antes de su cosecha. Primero, se cubren las plantas del té para ocultarlas del sol. Así, la planta genera más clorofila y  adquiere ese color verde más oscuro, tan característico de sus hojas. Con este proceso el té gana en aminoácidos, lo que supone que el té tenga un sabor más dulce.

Las hojas de té verde de la mejor calidad se recolectan a mano y se extienden en una superficie para secarlas, desechando los tallos y las venas de las hojas. El resultado de este proceso ancestral se llama “tencha”.

Posteriormente, las hojas se pasan por vapor para evitar que se oxiden –y pierdan el característico matiz verde– y se dejan envejecer para que su sabor sea más rico. Al cabo de unos meses, se trituran en molinos de piedra a muy baja velocidad, evitando que se caliente el polvo, consiguiendo, de esta manera, el finísimo y sedoso polvo del té verde matcha.

El sabor del matcha depende de sus aminoácidos. Las mejores calidades tienen un sabor más dulce y más intenso.

 

Preparación

En la ceremonia japonesa del té, el matcha colado se deposita primero en el recipiente.

Después, se vierte una cucharada de té en una taza (1-2 gramos), se añade agua a 80-85 grados,  justo antes de que hierva, y se bate hasta formar una espumilla con el utensilio llamado “chasen”. Se suele tomar sin ningún añadido, completamente natural, aunque existen variantes. Una de ellas es el famoso ‘matcha latte’, con leche.

 

Propiedades

AntioxidanteUn vaso de matcha equivale a 10 vasos de té verde en su contenido de antioxidantes y valor nutricional. Se trata de un té mucho menos oxidado.

Antiestrés – En calma y con energía. Sus aminoácidos regulan las ondas alfa con las que se comunican las neuronas. No las acelera, las mantiene activas. A diferencia del café, no nos produce una elevación rápida del estado de vigilia, disminuyendo su efecto paulatinamente. Sin embargo, el matcha mantiene su efecto durante casi ocho horas, de una manera lineal. Por esta razón, aconsejamos tomarlo sólo por las mañanas, o, como muy tarde, en la sobremesa de después de la comida.

Salud cardiovascular –  Su riqueza en epigalocatequinas regula los niveles de colesterol, reduce la acumulación de lípidos y protege los vasos sanguíneos.

Ayuda a generar colágeno – Este té, con flavonoides y vitamina C, ayuda a la generación de colágeno de calidad.

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